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sábado, 28 de febrero de 2009

Cubanos hasta en la sopa


Por: Miguel Sanmartín


Inaudito. ¿Cuántos “técnicos” y/o “asesores” caribeños -según se prefiera tildarlos- habrá hoy en el país, disponiendo y/o injiriendo en asuntos internos privativos de los venezolanos? Nadie sabe. Es un enigma.


Un acertijo. La omnipresencia de estos siniestros operadores, espías, esbirros o soplones -como plazca mentarlos- es ya parte del paisaje-drama nacional. Si hasta procónsul tienen en Venezuela. Están incrustados en todos lados. Encumbrados. Privilegiados. Tutelando cuanta actividad o función es inherente del Estado.


La subordinación a Cuba es intensa. Vigorosa. Generalizada. La dependencia es aún mayor. Diríase que el agónico barbudo caribeño no sólo asesora al régimen bolivariano. Cogobierna. Si el contubernio es útil para la autocracia local, es más rentable para la tiranía caribeña. Se estima que en 10 años del “mar de la felicidad” las trasferencias al régimen castrista rondan los 9 mil millones de “asquerosos” dólares imperialistas. Esta “santa” alianza entre Caracas y La Habana constituye la más primitiva, brutal e indigna forma de explotación del hombre por el hombre. “Plaga” que la letanía “socialista” le endilga al capitalismo salvaje. Pero, en la práctica, son los regímenes negreros-tiránicos como Cuba los que exprimen laboralmente a sus ciudadanos sin ningún tipo de escrúpulo ni respeto por sus derechos humanos.


Según reportes, Venezuela cancela a Cuba $800 mensuales por cada entrenador deportivo asignado al país y estos sólo perciben 200 de las autoridades cubanas. En el caso de los médicos de Barrio Adentro, únicamente les otorgan $400 de los 1.200 que paga Caracas.


Los “especialistas”, “asesores”, “técnicos” y demás “lumbreras” cubanas copan todos los espacios y niveles jerárquicos de la administración pública venezolana. Se calculan entre 130 y 150 mil. Forman parte de los anillos de seguridad de Su Serenísima Majestad. Deciden. Dirigen. Supervisan. Están en los Registros, Notarías y Tribunales. En las cárceles. En la Onidex adjudican cédulas y pasaportes. Tienen potestad para crear empresas estatales. Gobernarlas. Importan. Comercian. Y, desde ahora en adelante, los tendremos también sembrando yuca y cosechando caraotas. ¡Como si aquí no hubiese mano de obra calificada (y desempleo) para ocuparse de esas labores agrícolas!


Hacia dónde arrastran al país con esta nefasta alianza. Con este empeño de implantar el comunismo. Ese sistema fue el gran fracaso del siglo pasado. No hubo manera de salvarlo. Ni hay forma de revivirlo. El comunismo es tiranía, atraso, desempleo, miseria, inflación y carestía. El ejemplo económico a seguir no es Cuba. En todo caso, sería China, que hace rato se incorporó al libre comerció y se abrió a la inversión privada internacional. Aquí sí cabe (urge) revisar, rectificar e impulsar un proyecto político, económico y social progresista, distinto al comunismo cubano, que salve a Venezuela.

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