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viernes, 5 de febrero de 2010

La Revolución ha muerto


Por: Revógrado

La Revolución ha muerto… ¡Que viva la revolución!

Es muy lamentable todo lo que ocurre con nuestra revolución bonita. Mientras nuestro comandante presidente, máximo líder, amado por todos nosotros de día y de noche, está en plena revolución, gran parte de la población se preocupa por cosas tan superfluas que a nosotros los revolucionarios (que amamos a nuestro máximo líder de día y de noche) nos tiene que invadir una profunda desazón.

Es injustificable que estando nosotros -- nuestro máximo líder y los que lo amamos de día y de noche -- en plena revolución, la mayoría de nuestros compatriotas sólo estén pendientes de si hay agua, si hay luz, si tienen dinero para comer, si las calles están asfaltadas, si hay seguridad en las calles. ¡Dios mío que gente tan básica, tan primitiva! ¿Es que no se han enterado que estamos en una revolución? ¿Es que no se han enterado que estamos en una cruzada para salvar al mundo entero y quizás a la galaxia? ¡Por Dios reflexionen!

No puede ser que el egoísmo impere y nos critiquen por esas tonterías cuando estamos dedicados en cuerpo y alma a objetivos superiores: La Revolución. ¿Cuántos países darían hasta lo que no tienen por una revolución? Nosotros la tenemos y la conduce el máximo líder (al que nosotros amamos de día y de noche) y no la valoramos.

La lucha contra el capitalismo no puede detenerse. Sin el capitalismo el mundo sería perfecto, sería ideal. Sin éste nefasto sistema no existirían una cantidad de cosas que pervierten al ser humano. Por ejemplo no existirían los vehículos, los aviones, las redes de comunicaciones, es más, ni siquiera existiría la computadora donde estoy escribiendo esto. ¿Se dan cuenta qué distinto sería todo? No habría ambiciones, ni deseos de superación. ¿Superar qué? ¿Superar a tus hermanos, a tus camaradas? ¡No! ¡Todos somos iguales! Y nuestro comandante, máximo líder (al que nosotros amamos día y noche) será el que diga qué cosas deben existir o no. ¿Quién mejor que él para saber lo que nos conviene?

Por toda esta incomprensión que veo en nuestros compatriotas, me doy cuenta que lo que ocurre es que nuestro comandante, máximo líder (al que nosotros amamos día y noche) está muy adelantado para nuestro tiempo. Es como un Leonardo Da Vinci actual que es visto como un loco por todos sus planteamientos de avanzada: que volvamos a los caballos para ahorrar combustible fósil, que cada quien se arme para defender a la revolución, que se elimine la moneda y usemos el trueque, que instalemos gallineros verticales, que importemos los alimentos para garantizar la seguridad alimentaria. Pensamientos y propuestas que quizás dentro de cien años los venezolanos entiendan y lleguen a admirar el genio y figura de nuestro comandante (al que nosotros amamos día y noche).

Por lo pronto le hago una propuesta a nuestro líder máximo (al que amamos de día y de noche): déjelos tranquilos que se hundan en lodo del progreso y el avance tecnológico. Déjelos que sigan procurando estúpidas mejoras en su calidad de vida. Déjelos con sus necias exigencias de seguridad personal, servicios públicos de calidad, administración transparente, elecciones libres, pluralidad y respeto a los derechos humanos. Déjelos que tarde o temprano se darán cuenta de que han perdido lo más importante: La Revolución. Por ahora renuncie mi comandante que no están preparados. Ellos se lo pierden.

¡La Revolución ha muerto! ¡Que viva la Revolución!

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