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sábado, 4 de abril de 2009

¿Venezuela segura?


Por: George Orwell-Diario 2001

Si el líder dice que tal evento no ocurrió, ¡pues no ocurrió! Si dice que dos y dos son cinco, pues dos y dos son cinco. Esta perspectiva me preocupa más que las bombas”.


Lo inseguridad ciudadana ha rebasado los límites tolerables. Los venezolanos nos enfrentamos a diario a una situación de peligro en la calle, en nuestros hogares o en nuestros trabajos mismos, pareciera que los delincuentes controlan, amenazan y destruyen nuestras vidas.


Voceros del Ministerio del Interior y Justicia han insistido que los venezolanos mejoraremos nuestra condición de seguridad ciudadana y familiar, pero los hechos muestran lo contrario.


La sociedad en general, sin importar estrato social, está sufriendo en carne propia los ataques hamponiles que afectan a todos por igual, pero los estratos más pobres son los que peor sufren.


Hoy, los ataques hamponiles no son sólo individuales si no que por el contrario atacan o eliminan familias o grupos, habiéndose agudizado con altos niveles de hechos de sangre.


Al mismo tiempo, desconocemos los resultados de las investigaciones que adelantan los organismos de seguridad, porque no trasciende y si trasciende es muy raro, como cuándo los organismos de seguridad capturan a los antisociales que se sienten envalentonados porque se suponen impunes.


Los habitantes que no gozan de guardaespaldas o escoltas se sienten día a día más acosados por la acción delictiva, muchas veces con resultados fatales.


Para colmo, la ciudadanía no confía en los organismos de seguridad, porque ha sido demostrado que estos están infiltrados por delincuentes.


Así como los mandantes son tan eficientes para perseguir y acosar a la oposición política, no sanean los cuerpos de seguridad del Estado y no muestran voluntad en la persecución de los delincuentes para darle mayor seguridad a la familia venezolana.


Para colmo, ahora han proliferado los llamados secuestros express, los cuales se aplican por igual a personas pudientes como a humildes que residen en los sectores menos favorecidos.


Los venezolanos estamos y vivimos aterrorizados. Nuestra seguridad ni siquiera es aparente porque cuando salimos de nuestros hogares para dirigirnos a nuestros lugares de estudio o de trabajo, somos conscientes que nos exponemos al peligro. La gran incógnita está en si regresaremos sanos y salvos a los brazos de nuestras familias.

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