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viernes, 12 de diciembre de 2008

Enmiendando a Bolívar

Por: Laureano Márquez
La oposición, citando fuera de contexto al Libertador, ha pretendido sugerir que Bolívar pensó este pensamiento para su Discurso de Angostura, con la finalidad de embromar a su sucesor, tratando de sugerir que el ilustre caraqueño lo que quiso decir es: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”. Nada más ajeno a la verdad. Es decir, el Libertador sí dijo efectivamente eso, pero no era lo que quería decir en el momento en que lo dijo.


Como es del dominio público, el Libertador era Bolivariano, esto es: seguidor incondicional de Su Excelencia. Cosa que, además, damos por cierta, al no evidenciarse en un estudio detallado de su obra escrita, ningún desmentido en contrario.


Para salir al paso a la oposición, fascista, golpista, agente del imperialismo, pitiyanqui, escuálida, corrupta, puntofijista y afines del Distrito Metropolitano y el estado Miranda, la Opaipbo (Oficina para la adecuada interpretación del pensamiento de Bolívar), de reciente creación, cumple con el deber de comunicar a los seguidores del Padre de la Patria la adecuada interpretación que S.E. (próximamente S.M.) ha realizado del susodicho fragmento: Chávez no es un hombre, es un pueblo. No se tiene a sí mismo como individualidad, sino que es la expresión de un colectivo. Consecuencia de lo anterior es que él no mande, sino que más bien obedezca, de manera resignada, al soberano, que se ha acostumbrado a mandarle de manera tiránica durante los últimos 10 años. Resulta claro y evidente que las masas están decididas a mantener al Presidente en el poder en contra de su voluntad, puesto que él lo que más quiere, como lo ha manifestado repetidas veces de manera pública, es llevar una vida sencilla en una choza de palma, sin escoltas ni aire acondicionado, más allá del Cunaviche, más allá del Cinaruco, más allá del Meta, más lejos que más nunca.


Es evidente que el Presidente ha perdido su propia voluntad -y con ella su libertad– ya que se ve obligado a actuar de manera contraria a sus deseos reales.


Si esto es así, no podemos creerle al Presidente cuando nos manda a votar “sí”, porque eso no es lo que él efectivamente quiere, sino lo que desea quien le somete. Por tal razón, dejarle en el poder es causarle un daño, cosa que está prohibida por el Código Civil.


De lo dicho se concluye que en Venezuela el tirano no es el Presidente, que de tan ocupado que está hablando en cadena, ni tiempo para tiranizar puede tener. En Venezuela, el que se ha vuelto tirano es el pueblo, quien aprovechándose de que Chávez es el pueblo, lo somete. En otras palabras, el pueblo se somete a sí mismo, de donde se desprende que lo que el país vive es una autotiranía contra natura. Para evitar este autosuicidio, la única salida es liberar al pueblo del pueblo y eso sólo se consigue votando que NO a la enmienda, porque como quiso decir Bolívar: No hay peor tiranía que la de un tirano que no tiraniza sino que manda obedeciendo, cuando en realidad lo que hace es obedecer mandando.


Es que entender a Bolívar no es fácil.

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