Por: JunquitoSite
El agua potable que llega a El Junquito normalmente debe ser bombeada desde el embalse de Macarao, para ser almacenada en los tanques que se encuentran en los kilómetros 8, 12 y 16, y luego ser distribuida entre los habitantes de la región en periodos que tardan de mes en mes.
Mientras el gobierno anuncia constantemente que será racionada el agua, y el presidente habla que los venezolanos debemos bañarnos en tan sólo tres minutos, a tobitos y con totuma tratando de tapar su ineficiencia, muchos sectores de la parroquia El Junquito también derrochan de manera inclemente el cristalino liquito cada vez que les fluye por las tuberías.
En los kilómetros 4, 5, 6 y 7 sus habitantes hacen rodar hacia la vía pública el agua que les llega procedente de Hidrocapital, como parte de una cultura de la inconsciencia de no apreciar lo que obtienen sin costo.
También es común ver tubos rotos por la presión o por negligencia de los vecinos perdiendo importantes caudales que representan miles de litros por minutos, que solventaría la situación en diferentes barriadas de Caracas. Transeúntes y autoridades pasan con mirada indiferente ante la perdida constante de agua potable que brota a lo largo de la carretera.
También es curioso observar que el sistema de tuberías viaja a través de cunetas y es común que se mezclen en varios kilómetros aguas blancas y aguas servidas, principalmente subiendo por la Yaguara, donde las invasiones hacen profundos estragos por el permanente derrame sobre el pavimento.
El agua potable que llega a El Junquito normalmente debe ser bombeada desde el embalse de Macarao, para ser almacenada en los tanques que se encuentran en los kilómetros 8, 12 y 16, y luego ser distribuida entre los habitantes de la región en periodos que tardan de mes en mes.
Mientras el gobierno anuncia constantemente que será racionada el agua, y el presidente habla que los venezolanos debemos bañarnos en tan sólo tres minutos, a tobitos y con totuma tratando de tapar su ineficiencia, muchos sectores de la parroquia El Junquito también derrochan de manera inclemente el cristalino liquito cada vez que les fluye por las tuberías.
En los kilómetros 4, 5, 6 y 7 sus habitantes hacen rodar hacia la vía pública el agua que les llega procedente de Hidrocapital, como parte de una cultura de la inconsciencia de no apreciar lo que obtienen sin costo.
También es común ver tubos rotos por la presión o por negligencia de los vecinos perdiendo importantes caudales que representan miles de litros por minutos, que solventaría la situación en diferentes barriadas de Caracas. Transeúntes y autoridades pasan con mirada indiferente ante la perdida constante de agua potable que brota a lo largo de la carretera.
También es curioso observar que el sistema de tuberías viaja a través de cunetas y es común que se mezclen en varios kilómetros aguas blancas y aguas servidas, principalmente subiendo por la Yaguara, donde las invasiones hacen profundos estragos por el permanente derrame sobre el pavimento.
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