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jueves, 28 de mayo de 2009

¿Pobreza mental?

Por : Arlette Danglades

Hubo un tiempo en que pensaba que la vulgaridad y la ordinariez con que el señor Presidente se expresaba era producto de su vida en los cuarteles y que, dadas sus responsabilidades como Jefe de Estado, su forma de hablar iría adaptándose a las nuevas circunstancias, es decir, iría adquiriendo, si no la de una persona erudita, al menos un lenguaje llano pero con las formas de cortesía y buena educación que conforman el gentilicio de la familia venezolana.
Pero al pasar del tiempo no solo ha empeorado su léxico si no que sus fieles seguidores en un intento de imitarlo también han adoptado el modelo y ya no es extraño oírlos referirse a otro ser humano como “rata de albañal” o “chillan como cochinos”, entre otros epítetos y, por si fuera poco, ahora designa con el nombre de vergatario a un teléfono celular, palabra que, para cualquier persona nacida en estas tierras, es una vulgar expresión del miembro masculino con un componente semántico de alto contenido machista. Luego al darse cuenta del exabrupto y como si fuéramos niños de pecho, nos lee su significado en el diccionario para hacernos creer que la palabra es la adecuada.
Hoy estoy casi convencida que esto no es gratuito por parte del mandamás, sino que hay una intención aviesa de llevar al ciudadano a su más bajo nivel, degradando el lenguaje y humillando mediante el insulto y la procacidad. Ya no sólo son las palabras altisonantes, obscenas y de grueso contenido escatológico que sin guardar ningún pudor vocifera en cadena nacional y horario protegido para los niños. A esto hay que agregar la quema de libros, la discriminación de músicos, artistas plásticos y de las artes escénicas, amén de la prohibición velada de entrada al país de intelectuales de alta valía que no comulguen con su proyecto.
No debemos olvidar que las palabras son poderosas y que tienen un alto contenido emocional por lo que debemos mantenernos alertas ante esta arremetida, porque si bien la pobreza económica es de alto impacto no lo es menos la pobreza mental, la cual va siempre acompañada de un léxico pobre y brutal, y representa la subyugación de un pueblo a su más alto nivel.
Pero como todo, también hay buenas noticias, el Cecodap, como un ejemplo a seguir, ha iniciado una campaña para promover el buen trato y la cortesía entre los alumnos en algunas escuelas de la capital, como un primer paso para lidiar con la violencia y promover el respeto ciudadano.

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