Un lugar de Caracas en la red

Pendiente
de lo que pasa
en El Junquito

martes, 6 de enero de 2009

La gran reculada

Por: Pedro Lastra
Patética la última actuación del teniente coronel: como las encuestas lo muestran revolcado por los suelos y a punto de recibir la más colosal de las palizas, sólo comparable con la que le diera Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992, cuando lo obligara a esconderse en el Museo Histórico Militar con la cola entre las piernas, ahora nos sale con la más insólita de las propuestas: ya que el 15 de febrero lo van a derrotar a él, que los derroten a todos. Valiente manera de defender su honor: arrastrando a la derrota a todos los alcaldes, gobernadores, concejales y diputados del régimen. Bien dice el refrán: mal de muchos, consuelo de brutos.

De allí su histórica reculada. Típica de rufianes y matones de esquina: no enfrentar con su carita las adversidades, sino arroparse con toda su pandilla. Este comandante pasará a la historia de la infamia. Asaltó agavillado y a mansalva. Cuando el viento le sopla en contra, esconde la cara entre los faldones de la Cilia Flores , la Lina Ron y la Desirée Santos. Pobre desgraciado. Se escuda tras sus meznadas, a ver si salva la cara. No sabe lo que le espera.

Bien distinto el comportamiento de la oposición. Cuando Chávez privó de sus derechos a Mendoza, le salió al frente Enrique Carriles. Cuando violó los de Leopoldo López, saltó a la palestra Antonio Ledezma. Ese es coraje, esa es decencia, esa nuestra valentía. Chávez, el cobardón, no puede asumir sus derrotas con grandeza. Las disfraza, las pringa, las ofende o las desconoce.

Ni así: ni convirtiendo en cómplices de su golpe de Estado a los disidentes y sobándole el lomo a los pepetistas o a los comunistas saldrá con bien de este asalto institucional. Pues no se trata de apernarse para siempre, sino de abrir los portones de la democracia. No se trata de atornillar a sus compinches, sino de permitir que las ventanas permitan loa entrada de la juventud, la decencia y el coraje de las nuevas generaciones.

De allí la inmensa razón que le asiste al alcalde Antonio Ledezma: no se trata de asegurarle la reelección a la mediocridad chavista que hoy impera por las malas. Se trata de garantizarle el acceso al poder a las nuevas generaciones y a las regiones. Permitir que una bocanada de aire fresco y de moralidad pública circule por los apestosos y fétidos laberintos del Poder. Se trata de expulsar a los fariseos del templo. De sacar a patadas a ladrones, asaltantes y mafiosos rojo-rojitos, que hoy se aferran al carromato chavista para terminar de saquear las arcas fiscales y engordar sus bolsillos.

Recula para coger impulso. No sabe que el que se devuelve, se’esnuca.

No hay comentarios: